sábado, 4 de abril de 2009

8º Año: Para leer...

La historia de Teseo
Cuando Egeo era rey de Atenas, su patria padecía una gran penuria: Minos, el rey de Creta, había vencido a los atenienses en una guerra y les había impuesto un terrible castigo. Cada año, los atenienses debían enviar a siete jóvenes y siete doncellas a Creta para que fueran devorados por el Minotauro.
ElMinotauro era un ser monstruoso, con cuerpo de hombre y cabeza de toro; emitía por su boca extraños sonidos no articulados, mezcla de bufido y ronquido, en los que se adivinaba un soplo humano de tristeza. Se alimentaba con carne humana. Vivía encerrado en el Laberinto, complicada construcción a la que era fácil entrar, pero de la que era imposible salir.
Cuando Teseo, hijo de Egeo, cumplió 16 años, decidió viajar él mismo a Creta para luchar contra el Minotauro y librar del mal a Atenas. Teseo confiaba en que el dios Poseidón, su protector, lo ayudaría a vencer al terrible monstruo.
–Teseo, hijo bienamado –dijo Egeo–, lleva contigo mi espada y que los dioses te protejan. La nave que te conduce tiene velas negras. Cuando regreses vencedor del Minotauro, cámbialas por velas blancas. De ese modo, a la distancia, conoceré la noticia de tu victoria.
Teseo prometió a su padre que cambiaría las velas como señal de su triunfo y zarpó, junto con los otros jóvenes, rumbo a Creta.
El rey Minos recibió a los atenienses ataviado con bellas ropas blancas; deseaba conocer al joven Teseo, de cuya valentía había oído hablar. Para impresionarlo, le dijo de manera burlona mientras arrojaba al agua su anillo: –Me han dicho, Teseo, que el dios Poseidón te favorece. Si es cierto, dile que te ayude a recuperar este anillo.
Teseo le respondió: –Demuestra tú primero que el mismo Zeus, padre de todos los dioses, te tiene bajo su protección.
Zeus, que verdaderamente era protector de Minos, no se hizo esperar: arrojó desde los cielos rayos y truenos que iluminaron el mar y levantaron en él olas gigantescas sacudiendo sin cesar la nave ateniense.
Teseo se arrojó entonces al mar. Allí, Poseidón lo recibió con alegría. Bastó una señal suya para que un veloz pez plateado recuperara el anillo. Segundos después, Teseo emergió de las aguas con el anillo en una de sus manos y frágiles estrellas de mar escabulléndose entre los dedos de la otra.
Teseo y sus compañeros debieron aguardar hasta el día siguiente para combatir con el Minotauro.
Durante la noche, la joven Ariadna, hija del rey de Creta, apareció entre los árboles. La belleza de Teseo, saliendo deslumbrante del mar aquella mañana, había despertado un amor incontenible en su corazón.
–Valiente Teseo –le dijo–, podrás vencer, sin duda, al poderoso Minotauro con tu espada y tu valentía. Pero no saldrás jamás del Laberinto. Te entrego este ovillo mágico. Ata la punta del hilo a la puerta del Laberinto y conserva el ovillo en tu mano. El hilo se irá desenrollando cuando camines por los corredores del Laberinto y, cuando desees volver, te bastará seguir el hilo para hallar la salida.
A la hora señalada, Teseo entró en el Laberinto. En una mano llevaba la espada de su padre y en la otra, el ovillo de Ariadna.
Durante su recorrido escuchó varias veces los mugidos del Minotauro, pero sólo se enfrentó con él después de llegar al centro mismo del Laberinto. El combate duró largas horas. La bestia arremetía contra el joven clavándole sus cuernos y empujándole con fuerza sobrehumana. Teseo resistió sus embates.
Cuando logró separarse del monstruo, tomó fuerzas, se lanzó sobre su adversario con la espada en alto y le atravesó el corazón. El Minotauro cayó muerto. Luego, Teseo siguió el hilo de Ariadna para hallar el camino de regreso.
Los jóvenes y las doncellas atenienses, que se habían librado de una muerte terrible, abrazaron a Teseo en la puerta del Laberinto. Sigilosamente, subieron a bordo de su nave y esa misma noche huyeron hacia Atenas, sin dejar de festejar la victoria sobre el Minotauro.
Pero la alegría hizo que Teseo olvidara la promesa que había hecho a su padre: la nave avanzaba hacia Atenas con sus negras velas desplegadas al viento. Desde lo alto de la ciudad, Egeo la divisó.
Su corazón se estremeció de dolor al pensar que su amado hijo había muerto en Creta. Sin poder soportar la pena, Egeo se arrojó al mar, a ese mar que baña las costas de Grecia y que, desde entonces, lleva su nombre.
Cuando Teseo desembarcó, supo la noticia de la muerte de su padre. En medio de la tristeza, el joven héroe fue proclamado rey de Atenas. Teseo fue un buen rey, pero su reinado estuvo plagado de luchas y tragedias, marcado a la vez con el signo de la gloria y con la sombra de la desgracia.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Mayra Flores
8º aÑO "D"
Instituto Rosario de Lerma Nº 8084

Me pareció una historia muy interesante,porque se trata de un protagonista com mucha valentía y porque luego se desencadena una batalla. Lo que no me gustó mucho fue el final ya que, me hubiera gustado, que todo terminara bien.

Unknown dijo...

I.R.L. N° 8084
8° "D" Marisol Belén Barrientos
Comentario de Prueba.
marisolbarrientos2@gmail.com

Unknown dijo...

I.R.L. N° 8.084 8° "F"
Eric Ance
Comentario de Prueba.
ericance@gmail.com

Unknown dijo...

I.R.L. N° 8.084 8° "F"
Eric Ance
Comentario de Prueba.
ericance@gmail.com