domingo, 17 de agosto de 2008

EFEMÉRIDES 17 DE AGOSTO

1850
Paso a la inmortalidad del General José de San Martín
Por artículo 4º de la Ley Nº 24.445 de Feriados Nacionales.

1780
Se crea en Buenos Aires el Tribunal del Protomedicato.

1891
Nace en Buenos Aires Oliverio Girondo, reconocido poeta y autor de libros como "Espantapájaros" y "En la masmédula". Murió en Buenos Aires el 24 de enero de 1967.

1922
Muere en Alta Gracia (provincia de Córdoba) el destacado orador y autor teatral Belisario Roldán, autor de obras como "El rosal de las ruinas" y "El puñal de los troveros". Nació en Buenos Aires el 16 de septiembre de 1873.

1 comentario:

Ana Mabel Magno dijo...

La poesía del Norte
Siglo XX

El Norte ha sido la designación histórica en nuestro país para referirse a las provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca y la Rioja. Esta región que tiene como elementos comunes a estas seis provincias; cada una esta emparentada entre si desde antes del descubrimiento de América por las culturas originarias del continente. Atender a la poesía producida allí a loa largo del siglo XX es poner en evidencia una expresión fundamental del país, en el que se opero la llegada de la modernidad y de los elementos que la definen.
Quienes deben ser considerados poetas de la región requieren un criterio amplio. Como los datos biográficos de cada poeta. Los propios habitantes son los que Irán definiendo la conformación de la región, que no esta dada de una vez y para siempre. El soporte objetivo de las seis provincias servirá para dibujar la región y justificar la inserción de sus protagonistas.
En la Argentina el comienzo del siglo XX no coincide con el comienzo del siglo XX literario; esa ultimo se retrazo un poco, y no llego del mismo modo a todo el país. Lo que caracterizo a la poesía del siglo pasado fue la búsqueda de libertad, contenidos, estructuras, lenguajes; y todo esto es fundamental para entender cuando y porque se produjo ese cambio.
Desde fines del siglo de oro español hasta la aparición de Rubén Darío, la poesía castellana había permanecido estable; las variantes del clasicismo y del romanticismo habían aportado energías distintas, recién con el modernismo se sintió que los propósitos eran otros. Es con la vanguardia cuando el derrumbe se produjo, la revolución que iba a caracterizar a todo el siglo, un revulsivo no solo literario influyo en todo occidente y se reitero la fase de Octavio Paz: “tradición de la ruptura” para indicar que se había convertido en tradición poética, perdiendo conmoción y ganando rutina. Fue esa ruptura lo que mas caracterizo al siglo XX, marco su inicio literario y su sensibilidad.
En el río de la Plata, la llegada de las vanguardias europeas ocurrió en la generación martinfierrista, dirigida por Evar Méndez. Se trataba de un grupo integrado por: Ricardo Milinari, Jorge Luís Borges, Raúl Gonzáles Tuñon, Leopoldo Marechal, Oliverio Girondo, Alfonsina Storni, Carlos Mastropardi, Jacobo Fijman, Horacio Rega Molina, Conrado Nade Roxlo, entre otros. A este grupo le toco romper el molde heredado del pasado. Lo cierto es que con ellos llego el siglo XX que con distinto destino e intensidad marco a fuego todo el siglo.
La poesía del Norte recién sintió llegar el siglo XX en la década del ’40 y la adopto como propia. Hasta entonces había habido aprontes, anticipos e inscirsiones, pero la poesía tradicional siguió mandando en el Norte Hasta bien entrado el siglo XX.

Los Precursores

Se presenta una doble intención: una expositiva; y otra, resaltar una paradoja.
La primera responde a la necesidad de organizar la materia histórica darle forma y secuencia y en este sentido es destacable la función de precursores del siglo XX que cumple un grupo de poetas del Noroeste. La segunda intención es mostrar la paradoja comprobable de que estos poetas, nacidos a fines del siglo XIX, escribieron toda su obra en la primera mitad del siglo pasado. Ninguno de estos poetas acepto para si el verso libre; a lo sumo; el verso blanco, no todos los casos fueron idénticos; lo único en común fue la negativa de adaptarse, a la imposibilidad de hacerlo, solo que la inadaptación fue de distinta intensidad y lo hizo cada uno a su modo.
El primero de estos precursores fue Mario Bravo nacido en Tucumán en 1882.
Su vida estuvo dedicada a la Literatura y a la política, destacado parlamentario, fue Senador y Diputado Nacional; murió en Buenos Aires en 1944. Su obra literaria (poesía y prosa) estuvo marcada por las características plurales de su vida, tuvo una vida de poeta provinciano, con temática propia de la vida lugareña. A Bravo le toco ser doblemente precursor: de la poesía lugareña, atenta al paisaje y a las tareas rurales; y del realismo urbano, con su ideología y costumbrismo.
También de 1882 es Ricardo Rojas que nació en Tucumán y vivió desde joven en Buenos Aires, donde murió en 1957; es considerado (por el mismo y por los demás) como Santiagueño. El grueso de su vida adulta lo llevo a ser Rector de la Universidad de Buenos Aires, en 1912 le toco organizar la primera cátedra de Literatura Argentina y tubo entonces que ganar una polémica para incluir en los planes de estudio el Martín Fierro. Merece ser destacada su actividad pública y su compromiso político con la democracia. En 1946 el jurado designado por la Comisión Nacional de Cultura le otorgo el premio nacional de historia. Su obra poética estuvo influida por el modernismo, romanticismo y sobre todo, por la grandiosa visión del destino.
El poeta mas importante fue, posiblemente, Juan Carlos Dávalos.
Tuvo en primer lugar, importancia literaria, con una obra en prosa y verso que aun sigue vigente. El mismo reconoce en un poema que su prosa es mas intensa que su poesía, también es cierto que sus mejores poemas tienen la precisión de lo clásico. La segunda razón de su importancia consiste en que fue el fundador de la región literaria, siempre supo que su destino de escritor estaba unida a su tierra, y que ella iba a ser su cantera: paisajes, oficios, costumbres, leyendas y sucedidos tuvieron para el suficiente prestigio como para construirlos en materia literaria exclusiva. Nació en Salta en 1887 y murió también allí en 1959, donde vivió y consolido una presencia patriarcal, literariamente se desprendió de la llegada del siglo XX.
Finalmente, Arturo Marasso, que nació en Chilecito (La Rioja) en 1890 y desarrollo su obra en Buenos Aires, donde murió en 1969. Fue un estudioso de las letras, su perfil de profesor predomino sobre los otros, y dejo una extensa obra dedicada al ensayo literario que lo sitúa entre las referencias indiscutibles del género. Fue impermeable a su propia materia de estudio, siempre fiel al uso clásico (estrictamente, neo-clásico). Marasso es un poeta de sólidas estructuras, troquelado por su manera de entender la poesía, cabe en él, el juego de extraer un poema de cualquier etapa de su vida, situarlo en otra y que no sufra incomodidad. Toda su obra es intercambiable entre si.
Se podría decir, que en todos estos casos, la lectura de las obras poéticas produce un efecto venerable, aunque alejado en el tiempo y quizás esto sea lo que caracteriza a los poetas denominados precursores. Los poetas mencionados no fueron los únicos pero si, los mas importantes. Algunos alcanzaron la generación siguiente (literariamente en el siglo XX) o se quedaron voluntariamente al margen.

La llegada del siglo XX

La llegada del siglo XX a la literatura del Norte ocurrió en la década del ’40 y es necesario destacar a un par de poetas que se anticiparon: Bernardo Canal y Luís Franco.
La historia de la literatura tiene sus fechas como la fecha de un poema forma parte de el para discernir si estamos ante una creación o ante una redundancia.
En 1942 el Canal Feijóo publico libro “penúltimo poema del fut – bol”, y lo que mas impresiona es la fecha porque demuestra que su autor estaba muy atento a cuanto ocurría, no solo en el Río de la Plata sino en el mundo. Su interés histórico reside en que es uno de los primeros libros de vanguardia de nuestro país y decididamente el único que se publico en el Norte. Además de ser exótico es original porque llego primero al canal Feijóo; este libro abre las puertas del siglo XX y es como un hito en la historia de la poesía Argentina Contemporánea. Fue el primero de una obra enorme que abarca todo los géneros.
Luís Franco fue nombrado “poeta pagano” por Leopoldo Lugones; si algo define a la poesía de Franco es su intención abarcativa y panteísta; dejo el tono deliberadamente menor, casi intimo, de sus primeros libros que estaban dedicados a contar con inocencia voluntaria la vida campesina, para incorporar la torrencialidad americana.
Al lado de Canal Feijóo y de Franco hay que situar a un grupo de poetas que estuvieron siempre descatalogados del cánon regional: Marcos Victoria, Sixto Condal Ríos, Homero Manzi, que vivieron fuera de la región pero que nunca dejaron de sentirse parte de ella. Ellos también anticiparon la llegada del siglo XX a la Literatura de la Región.
Hay un punto que desde la poesía contemporánea resulta insoslayable y no arbitrario: la aceptación del verso libre y la utilización consecuente de disonancias y rupturas como lago que no causa estupor ni comodidad sino que forma parte de la naturaleza poética.
La renovación del siglo XX no fue solo formal ni de contenidos, tal vez habría que hablar de un “frisson nouveau” para referirse a Baudelaire. Si lo fundante del cambio hubiera sido solo lo formal no se explicaría la posibilidad de que un poeta actual escriba en una forma fija. Posiblemente sea el uso distinto del material común lo que decide o la reserva mental hacia el cambio.
La década del ’40 fue clave en esto, surgió un grupo de poetas que se presento con la necesidad de entrar por fin el siglo en que vivía, asistido por el empajo continental de Neruda y Vallejo.
Anteriormente habían existido otros grupos. El mas destacado fue la brasa “un centro de pura actividad espiritual”. A lo largo de los años se dedico a movilizar la vida cultural. La carpa de 1944 estuvo integrada por escritores jóvenes de varias provincias, el programa expuesto en su manifiesto inicial fue cumplido por sus integrantes y decía “Creemos que la poesía tiene tres dimensiones: belleza, afirmación y vaticinio”.
Después de la carpa surgieron otros grupos, como calibar, en la Rioja; y tarja, en Jujuy. Calibar se núcleo en torno a la revista homónima y estuvo convocado por el poeta Ariel Ferraro. Tarja fundado en 1953, comenzó como revista, pero se consolidó como grupo: poetas Jorge calvetti, Mario Busignani, Néstor Groppa, Andrés Fidalgo, y el pintor Medardo Pantoja, y luego se sumó el narrador Héctor Tizón. A partir de entonces, la presencia grupal se fue agotando, los grupos anteriores ya no tuvieron la resonancia ni el resultado propuesto. En esta década del ’50 la avalancha poética produjo un acercamiento entre la poesía del norte y el resto del país. Empiezan a aparecer temas y tratamientos del poema. Calvetti, por ejemplo, aborda una temática variada, que incluye tanto el norte como la ciudad portuaria; un testimonio de quien no le tiene miedo al deterioro de la belleza, ni extraña el pasado esplendor, y esto es lo que lo aproxima a la poesía rioplatense de los últimos años.
Hugo Forguet, fue autor de una excelente obra en prosa y de una poesía potente que paso casi desapercibida, tal vez porque fue publicada con cierto retraso. Su profesión de marino le ayudo a expandir sus asuntos literarios y a borrar fronteras temáticas y modales. Cabe destacar que no son estos lo únicos poetas a los que les ha tocado realizar esta tarea; en distintas regiones del país sucedió un fenómeno similar para entender que se trato de una intención generalizadora y que llevo a la practica.

Fronteras abiertas

Lo que vino después ya pertenece a la actualidad y es mas complejo de caracterizarlo porque resulta difícil de abarcar, no tiene orillas fijas, es escurridizo y su valoración es provisoria.
Ya hay grupos posteriores a La Carpa que han desarrollado su obra. Se puede advertir que los puntos que los unen no responden a proyectos sino a la enorme variedad conseguida a lo largo del siglo pasado. Walter Adet y Jacobo Regen en Salta, Juan José Hernández, Juan Gonzáles o Arturo Álvarez Sosa en Tucumán, Leonardo Martínez en Catamarca o Héctor David Gatica en La Rioja, no configuran un parentesco pero si un abandono de lo celebratorio que predomina en el norte aunque siga existiendo la necesidad de dar testimonio de la vida en la región. Este abandono no configura un parricidio literario, sino la natural renovación de la mirada sobre el arte. Esto dio pie para que en el norte cundiera la multiplicidad de la poesía actual. Las obras distintas de Mario Romero, Leopoldo Castilla, Alberto Tasso, Ernesto Aguirre o Rogelio Ramos Signes aportan nuevos asuntos, situaciones y cono cimientos, donde conviven tradiciones que han ido imprimiendo pautas en los últimos años. Hay que consignar el fenómeno de apertura de las fronteras culturales.
Antes de esas fechas, los acontecimientos mundiales llegaban al norte como noticias pero no modificaban la visión del mundo ni, en consecuencia, la cultura local.
La apertura generalizada, en cambio, produjo la implicación local en acontecimientos mundiales, y estos imprimieron, mutaciones formales y de concepto en la cultura local. Los hechos mundiales concernían ya de otro modo. Se explica, entonces, la necesidad de tratar con mas carga d historicista de este periodo, ya que hubieron hechos concretos que modificaron el pulso poético, no solo en el norte argentino.
El fin del siglo XX, y comienzo del XXI, es de altibajos e incertidumbre. Es previsible que esto se manifieste en la poesía que se esta escribiendo ahora mismo.
La certeza de que hay algo cultural que abarca el mundo esta expresada por George Steiner cuando habla de “La paulatina internacionalización del sentimiento poético”.No es cierto que la poesía mundial sea intercambiable: es cuestión de leerla para advertir las diferencias; pero hay un denominador común, que tal vez sencillamente se llame época, que da parentesco y acerca. Pero hay algo más de esta cadena de vinculación mundial, y es el abandono del campo y el predominio de la vida urbana. La mutación fue total no solo en la poesía culta sino en la popular, a tal punto que podría decirse que la cultura popular esta siendo reemplazada por la cultura de masas.
Lo global ha entrado a la poesía del norte. Hoy es casi una sinecdoque hablar de “poesía del norte”: es como tomar la parte por el todo, ya que las características distintivas se han atenuado.

Lo regional

Una mirada sobre la poesía del norte descubre lo que en todas partes. Mezcla de estilos, pluralidad de asuntos, convivencia de propuestas y mestizaje general. Es el mestizaje de la época cuyo mayor aporte consiste en ser frontera. Pero también prospera allí un sustrato compartido. El habla regional que ha caracterizado el trabajo literario del siglo XX. Esta oralidad ha existido naturalmente en la poesía del norte, especialmente de la copla, no la extremo de que permita “escribir con tonada” pero si con entonación propia a través de la prosodia, modismos, usos del silencio y variantes expresivas.
Hay que agregar la base folklórica que sigue alimentando una manera particular de ver el mundo; y un orgullo de pertenencia que se apoya en la identidad fuerte del norte.
A pesar de la compleja trabazón del mundo, la región existe y no como cláusula reducidora. Hay particularidades, asuntos, valores, virtudes y defectos que se diferencian por la mezcla, por la proporción de sus combinaciones. Además un efecto rebote de la globalización ha sido el fortalecimiento de lo local. La existencia de la región es un presupuesto cierto por eso sigue siendo útil indagar que pasa en ella , que produce, que hay de interés distintivo, profundo, en esta región que ha tenido siempre convicción de serlo, y que ha sido siempre tierra de poetas.

Santiago Silvestre
Lesser (Salta), Enero de 2003